“Desde la educación ambiental se debe promover el compromiso radical y ello será posible si la
noción de crisis se plantea como oportunidad de cambio, en el que cada uno y la sociedad en general
nos consideramos actores con posibilidad de incidir en dicho cambio, que deberá orientarse
hacia la sustentabilidad. Este compromiso radical debe construirse desde un cimiento ético que le
de sentido. Son innumerables los ejemplos de solidaridad y cooperación de organizaciones humanas
que defienden los derechos ciudadanos y ambientales” 

García y Priotto (2009).